
La mecha la había encendido una clara agresión de Cristiano Ronaldo al lateral vasco en el minuto 20. El extremo le soltó una patada en una acción sin balón, pero el árbitro prefirió mirar para otro lado. Mourinho tuvo la desfachatez de quejarse para tratar de desviar la atención de lo ocurrido e incluso de “mandar a tomar...” a su antiguo jugador. El colegiado tampoco amonestó al técnico portugués, que parece tener bula arbitral desde que aterrizó a la Liga española.
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