lunes, 20 de septiembre de 2010

MESSI MENOS MAL


Cuando Leo Messi abandonaba ayer el coche y posaba su pie derecho en la puerta del Hospital de Barcelona estaba tranquilo. Aliviado. Hasta sonrió. Sabía que estaba lesionado, pero el mal era menor. Muy menor, teniendo en cuenta cómo abandonó el domingo el césped del Calderón. No existen precedentes de una imagen así de impactante. Messi tumbado en una camilla, creyendo que el tobillo derecho se había roto y pensando, con las manos tapando su rostro, que le aguardaban meses de baja. Meses sin el balón entre sus pies. Ayer, tras ser sometido a diversas pruebas médicas, Messi supo, al fin, que su lesión no era nada grave. Ni siquiera serán dos semanas.
Messi abandona su coche, ayer, en la entrada del Hospital de Barcelona.
La estrella, según informó el Barca, padece «una distensión en el ligamento lateral interno y externo del tobillo derecho y no existen lesiones óseas asociadas». O sea, el tobillo, y sus ligamentos se hicieron de goma cuando notaron el pisotón de Ujfalusi. «Es una suerte, no diría que un milagro», dijo ayer un asombrado Villa. Asombrado de que ese tobillo no se rompiera por ningún lado. «Su constitución hace que soporte todo esto, es una suerte que sea así», añadió el delantero asturiano. No le falta razón. No lo parece, pero Messi es muy fuerte. Siempre le pegan, siempre se levanta. Y no paran de pegarle en cada partido.

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